jueves, 8 de junio de 2023

El enigma de la conciencia

La conciencia es uno de los rasgos específicos del ser humano. Nos permite "darnos cuenta de algo" y hace posible mantener una especial relación con el mundo exterior y con nosotros mismos. Por otro lado, la conciencia hace posible que nos concibamos como sujetos independientes: somos algo en cuanto tenemos conciencia de aquello que somos.
Como toda actividad mental, la conciencia tiene una base fisiológica en el cerebro y se desarrolla evolutivamente a lo largo de la vida. En ella influye el ambiente, las condiciones materiales de nuestra vida, el lenguaje y nuestras relaciones con otros seres humanos. Es fuente de conocimiento, pero también produce ilusiones. Analicemos sus características.
1. "Volver sobre sí mismo": la reflexividad

La conciencia es una actividad mental que permite una "vuelta a sí", una "re-flexión". Tener conciencia implica "volver sobre uno mismo". Supone "darse cuenta"; es decir, darse una razón a sí mismo de algo, explicarse algo; o, cuando menos, plantearse esa explicación.

Por su reflexividad, la conciencia permite pensar sobre la realidad exterior, sobre los otros seres humanos y sobre lo que somos.

Es posible distinguir dos formas de conciencia:

1) La conciencia inmediata posibilita conocer y advertir nuestra propia presencia. Se llama inmediata porque aparece sin necesidad de intermediario alguno. Por ella, somos capaces de "vernos" a nosotros mismos y pensar en lo que somos o podemos ser.

2) La conciencia mediata exige intermediarios, entre otros, la realidad exterior y la actividad de otros seres humanos. Mediante este tipo de conciencia mediada, podemos pensar y juzgar el mundo exterior, las consecuencias de nuestros actos y lo que son las otras personas.

Ambos tipos de conciencia se encuentran relacionados: nos conocemos a nosotros mismos porque pensamos y juzgamos lo que son las cosas y las personas que nos rodean.

2. El carácter intencional de la conciencia

A comienzos del siglo XX, Brentano y Husserl afirmaron que la conciencia no es una sustancia o una realidad encerrada en sí misma, sino una realidad intencional.

Toda conciencia posee siempre una intención a la que apunta: es una conciencia "de algo"; se dirige a un objeto diferente a ella misma.

Por ser intencional, la conciencia es siempre esencialmente abierta y dinámica. Quien tiene conciencia se encuentra siempre en relación con otras cosas y con otros seres vivos. La conciencia es, entre otras cosas, la capacidad de crear relaciones. Tenemos conciencia propia cuando mantenemos relaciones con nosotros mismos, con otras personas y con el mundo exterior. La intencionalidad amplía el significado de la reflexividad de la conciencia, y no permite que ésta sea una sustancia cerrada.

3. Críticos de la conciencia

Spinoza no dudó en recordar que la conciencia puede ser fuente de ilusiones. Los empiristas británicos, y en especial Hume, pensaban que la conciencia como tal no se correspondía con una impresión sensible precisa y que, por lo tanto, tenía un limitado valor como idea. Marx advirtió que la conciencia humana no era algo abstracto o ideal: dependía de las condiciones materiales de la existencia.

4. Las ilusiones de la conciencia y la actividad del inconsciente

La conciencia es un instrumento de lucidez, que nos permite orientarnos en nuestra vida y en nuestras relaciones con otros seres humanos. Pero también puede ser fuente de error y de falsas ilusiones. Y, a veces, es origen de enfermedades. La psicología y la psiquiatría modernas se encargan de analizar los trastornos neurológicos y conductuales que produce una conciencia enferma.

Han sido muchos los filósofos que han destacado el valor de la conciencia como fuente de conocimiento y como criterio de acción moral. Pero también hubo otros que vieron en la conciencia una fuente de engaño y de conflictos.

La crítica más importante acerca del valor incuestionable de la conciencia procede de Sigmund Freud. Freud piensa que el comportamiento manifiesto o consciente del ser humano se apoya en un complejo universo de elementos inconscientes.

Lo que denominamos conciencia se basa en todo un conjunto de sentimientos e ideas inconscientes que sólo aparecen en los sueños y en los actos fallidos.

El inconsciente reúne todo aquello que ha sido prohibido por la religión, la sociedad o la educación, y que permanece siempre oculto. Solamente si se entiende el inconsciente podrá analizarse la conciencia. El método del análisis del inconsciente se denominó psicoanálisis.

La perspectiva de Freud hizo tambalearse el valor que se atribuía a la conciencia y fue el origen de su análisis crítico desde comienzos del siglo XX.

sábado, 3 de junio de 2023

Edmund Husserl (1859-1938)

Filósofo alemán creador de la fenomenología que ejerció una gran influencia en la filosofía del siglo XX. Mantuvo que el rasgo esencial del sujeto humano era una conciencia de tipo "intencional". La "intencionalidad" de la conciencia hace que ésta siempre tenga una referencia exterior en el mundo de los objetos y de los seres humanos. Con esta interpretación, Husserl rechazaba el concepto de una conciencia encerrada en sí misma.