jueves, 4 de septiembre de 2025

Los grandes sistemas filosóficos y la interpretación de la realidad


La metafísica se ha concretado, a lo largo de la historia de la filosofía, en una serie de sistemas de pensamiento. Algunos de ellos son idealistas, piensan que solo existe una realidad de tipo ideal o espiritual. Otros reivindican la materia como única realidad posible.
Asismismo, unos sistemas admiten un único principio de la realidad: son monistas. Otros creen que el núcleo de la realidad se compone de varios elementos: son pluralistas.
Y todos pretenden elaborar una visión general de la realidad y del mundo: son verdaderas cosmovisiones que han ejercido una gran influencia histórica en Occidente.

1. Platón: la realidad de las ideas

En el siglo IV a.C., Platón propone uno de los más importantes sistemas metafísicos. Su pensamiento tiene en cuenta las reflexiones de filósofos anteriores, la filosofía oriental y, en especial, las matemáticas.

Platón es dualista, piensa que existen dos tipos de realidad diferentes. Por un lado, la realidad material que nos muestran los sentidos, y que se encuentra sometida al cambio. Por otro lado, la realidad de los objetos de la razón y de las matemáticas, que no cambian nunca. Según Platón, la verdadera realidad se encuentra en el mundo de las ideas. Las ideas son formas abstractas, eternas e inmutables. Entre ellas hay una gradación que culmina en la idea de bien.

Las realidades materiales, propias de la experiencia sensible, son simples copias de las ideas. Así pues, conocer una realidad equivale a conocer la idea de la que esa realidad es una copia. Y el verdadero conocimiento será el conocimiento de las ideas.

2. Aristóteles: la sustancia de los seres individuales

Aristóteles fue discípulo de Platón, y realizó una completa síntesis del saber de su tiempo. Poseía una extraordinaria curiosidad intelectual y sus primeros estudios se dedicaron a analizar el mundo de los fenómenos naturales y los seres vivos. Desde esos análisis, se planteó un problema esencial: cuál es el principio de la realidad. Su obra ejerció una extraordinaria influencia, especialmente en la Edad Media.

Para Aristóteles, la realidad esencial es la sustancia. La pregunta por el ser de la realidad se traduce en la pregunta por el sustancia de cada cosa. Que algo posea una sustancia supone decir que algo tiene una naturaleza propia que es la causa de su movimiento y evolución. Esto implica la aceptación de la realidad de las cosas particulares que se encuentran en la experiencia sensible, a diferencia de lo que pensaba Platón.

La teoría de la sustancia es muy compleja, y Aristóteles centra en ella su visión del mundo. Pero para explicar el cambio y el movimiento de las distintas sustancias, Aristóteles introduce los conceptos de "acto" (lo que es realmente) y de "potencia" (lo que todavía no es, pero puede llegar a ser). Así, cuando algo cambia, pasa de la potencia al acto. Estos dos términos han tenido una gran influencia a lo largo de la historia de la filosofía occidental.

Aristóteles distingue varios tipos de sustancias y postula la existencia de una sustancia superior que es la referencia de todos los cambios y movimientos: el motor inmóvil, que es eterno, la causa del movimiento y que se encuentra alejado del mundo. En la filosofía cristiana de la Edad Media, este motor inmóvil será identificado con el Dios creador.

3. El atomismo antiguo: el principio material de la realidad

Leucipo y Demócrito (siglo V a.C.) crearon un sistema metafísico muy diferente a los de Platón y Aristóteles: el atomismo. Según estos filósofos, el principio de la realidad son los átomos, que son materiales. El suyo fue el primer sistema metafísico de carácter materialista.

Según los atomistas, cuanto es real se compone de partículas materiales indivisibles llamadas átomos. Los átomos se distinguen por su forma, su situación y las relaciones que establecen entre sí. Los átomos se desplazan y chocan entre ellos, y su movimiento se rige por una ley ciega, que no se explica por una realidad exterior al mundo material.

Los seres concretos se componen de diferentes combinaciones de átomos. Y toda la realidad, desde el conocimiento hasta el alma, se explica gracias al movimiento de los átomos y a sus diferentes combinaciones. Nada queda fuera de la realidad material de los átomos.

4. Tomás de Aquino: Dios y las "creaturas"

Tomás de Aquino es el más importante filósofo de la Edad Media cristiana occidental, y su influencia en la cultura occidental ha sido extraordinaria. En su obra combina los principios de la filosofía de Aristóteles con la fe cristiana.

Los principios esenciales de los que parte Tomás de Aquino para explicar la realidad son dos: la necesidad de postular la existencia de un Dios creador y la necesidad de combinar la fe cristiana y la razón de tal modo que pueda ofrecerse una explicación de la realidad acorde con las exigencias de la revelación cristiana.

Al inicio de su pensamiento, Aquino destaca un hecho fundamental: la diferencia que existe entre Dios y las "creaturas". Para explicar la distinción entre Dios y las "creaturas", Aquino plantea la diferencia entre esencia y existencia:

1) Todos los seres tienen esencia, pero no tienen por qué existir. Dios es el único ser cuya existencia es un rasgo de su propia esencia. Por eso, tiene que existir necesariamente.

2) La existencia de las cosas particulares proviene de la acción creadora de Dios. Por ello, analizar el ámbito de las "creaturas" exige buscar el principio de su creación, es decir, exige considerar a Dios, el único ser cuya esencia incluye la existencia. Él es el único ser necesario, todos los demás son contingentes.

5. Hegel: el gran sistema idealista. Espíritu, razón y realidad

A comienzos del siglo XIX, Hegel desarrolló un complicado sistema metafísico. La obra de Hegel era, en cierto modo, una respuesta a las nuevas exigencias históricas representadas por el triunfo de la Revolución Francesa y el auge de la sociedad burguesa. Dos son los conceptos esenciales que nos interesa destacar en el sistema de Hegel:

1) La razón: Es el valor supremo de la realidad. Hegel piensa que la verdadera realidad se encuentra articulada según las exigencias de la razón. Y la máxima realidad no es más que el triunfo de la razón. Todo aquello que sea real, deberá ser también racional.

2) El espíritu: Ahora bien, la razón no es algo que se encuentre en forma aislada, al modo de las ideas platónicas; es un producto del espíritu, que es el nuevo sujeto que Hegel construye.

Tradicionalmente, el sujeto humano era pensado en forma individual. Pues bien, el espíritu es la combinación de los aspectos objetivos y subjetivos, particulares y universales, del ser humano. Hegel lo definió como "un yo que es un nosotros y un nosotros que es un yo". En cierto modo, el espíritu es la misma humanidad que piensa y actúa a lo largo de la historia humana.

La razón es la característica más relevante del espíritu. Cuando triunfe la razón, nada de lo que sea real resultará extraño al ser humano. Entonces, el ser humano podrá reconocerse a sí mismo en todo lo que es real.

Hegel extendió los principios de su sistema a todos los ámbitos del conocimiento y la acción humanos, así como a la historia y a la naturaleza. Fue el última gran sistema metafísico de la Modernidad.