sábado, 4 de mayo de 2024

El conocimiento y el problema de la verdad

1. Conocimiento y verdad

Hemos visto el conocimiento como un proceso que, partiendo de la experiencia sensible, llega a construir conceptos y teorías que intentan describir, explicar y predecir la realidad. Ahora bien, esta descripción de la actividad natural de conocer deja sin resolver el problema filosófico fundamental de distinguir entre lo verdadero y lo falso. Y, en último término, deja abierta la cuestión de si es posible o no alcanzar la verdad.

Ya Parménides, en el siglo V a.C., había distinguido dos caminos: la verdad y la opinión. Para Platón, conectado con esta idea, solo había un tipo de conocimiento, el verdadero, puesto que conocer es una facultad infalible, y el error pertenece al ámbito de la opinión.

Sin embargo, Marx y Engels, en el siglo XIX, problematizaron el conocimiento al mantener que el error y la falsedad son elementos constitutivos del proceso de conocer humano. Señalaron, asimismo, que a lo largo de la historia de la humanidad han existido concepciones falsas e ideológicas que han intentado presentarse como verdaderas. Ahora bien, ¿significa esto que no es posible conocer la verdad?

En el proceso de conocer intervienen un sujeto y un objeto. Esta relación ha sido entendida de distinta manera en la historia de la filosofía. Si ponemos el peso sobre el sujeto, entonces es éste el que crea o construye el objeto, y tendremos un idealismo. Si, por el contrario, la fuerza de la relación se sitúa en el objeto, se entenderá que es el mundo exterior el que predomina sobre la idea, y nos encontraremos con el realismo.

Ambas posiciones, realismo e idealismo, dan lugar a diferentes modos de entender y situar los criterios de verdad:

1) El idealismo mantiene que no se puede conocer directamente la realidad, sino que la estructura cognitiva del ser humano se impone y determina el modo de ver las cosas. Hay una distancia insalvable entre lo que las cosas son y lo que le parecen al sujeto, por lo que el criterio de verdad está en el sujeto, no en el objeto.

2) El realismo defiende la posibilidad de un conocimiento objetivo. Se puede llegar a conocer objetivamente la realidad, como si no mediara en el proceso ningún sujeto. El mundo es la única fuente de conocimiento y el único criterio de verdad.

3) Otro tipo de teorías de la verdad no prestan atención a la relación sujeto/objeto, sino que sitúan el criterio de verdad en el acuerdo entre los individuos de una comunidad. Se trata de teorías del consenso y de teorías pragmáticas.


Pues bien, te diré, escucha con atención mi palabra, cuáles son los únicos caminos de investigación que se pueden pensar; uno: que es y que no es posible no ser; es el camino de la persuasión (acompaña, en efecto, a la Verdad); el otro: que no es y que es necesario no ser. Te mostraré que este sendero es por completo inescrutable; no conocerás, en efecto, lo que no es (pues es inaccesible). 

Parménides: Poema


2. Teorías de la verdad

La duda en torno a las condiciones de posibilidad de un conocimiento objetivo y verdadero se sembró muy pronto, en los orígenes de la filosofía, y todavía hoy constituye un problema que continúa siendo discutido. ¿Cuáles son las condiciones en las que se puede calificar una afirmación como verdadera?

En este punto no se toma el conocimiento como un proceso, sino como algo que está ya dado, y la pregunta se centra en la posibilidad de justificar su objetividad. La teoría del conocimiento tropieza aquí con la dimensión ontológica del conocimiento, esto es, con la relación entre el conocimiento y la realidad.

Una de las cuestiones centrales en la reflexión filosófica con respecto al conocimiento ha sido determinar qué es la verdad. Ello supone encontrar un criterio que ayude a diferenciar lo verdadero de lo falso. Analicemos brevemente las diferentes formas de explicar la verdad más importantes en la historia de la filosofía.

Verdad como correspondencia

La teoría de la verdad como correspondencia parte de dos supuestos previos: por un lado, existe una realidad independiente del pensamiento y, por otro, se puede llegar a conocerla. Se corresponde con las posiciones empiristas y realistas en la teoría del conocimiento.

Esta postura fue mantenida por Aristóteles (siglo IV a.C.) y retomada durante la Edad Media por Santo Tomás de Aquino (siglo XIII), quien señala que la verdad es la adecuación entre el intelecto y la cosa.

En la actualidad, esta teoría de la verdad fue replanteada por Russell, quien mantenía la existencia de un isomorfismo entre realidad y pensamiento. Para que una proposición sea verdadera, tienen que existir en la realidad el conjunto de hechos a los que se refiere.

Para Russell, lenguaje y realidad comparten una misma estructura lógica, por lo que debe darse la misma articulación entre los elementos de una proposición y los hechos que componen un estado de cosas. En esto consiste el isomorfismo entre realidad y pensamiento.

Tarski expuso esta misma concepción en su teoría semántica de la verdad. La adecuación se produce entre un enunciado acerca de las cosas reales (lenguaje-objeto) y otro enunciado sobre el propio lenguaje (metalenguaje); o sea, la verdad es la relación entre dos enunciados lingüísticos de distinto nivel. Tarski pone de manifiesto el papel mediador que tiene el lenguaje en el proceso de conocimiento.

 Verdad como coherencia

Históricamente, las teorías de la verdad como coherencia han sido mantenidas por autores racionalistas o idealistas, como Spinoza, Leibniz o Hegel. Estas teorías se mueven en un plano lingüístico. Hablan de las relaciones entre los signos (matemáticos, lingüísticos, etc.) de un sistema.

No es necesario contrastar con el mundo exterior la verdad o falsedad de una afirmación, porque una proposición es verdadera cuando no entra en contradicción con el resto de proposiciones que conforma una teoría. Su verdad o falsedad depende de la relación que mantiene con otros enunciados del sistema.

En el siglo XX, resurgieron estas teorías de la verdad como coherencia gracias a los matemáticos y los lógicos, principalmente, que creen que lo fundamental de cualquier sistema (matemático, lingüístico, filosófico, etc.) es la ausencia de contradicción.

 Verdad como desvelamiento

Las teorías de la verdad como desvelamiento o alétheia plantean que la verdad se encuentra en la realidad en general (en el ser), y la misión del sujeto es descubrirla, hacerla visible.

Este planteamiento surge con Parménides, pero Heidegger lo desarrolla más explícitamente: las cosas se encuentran ocultas y el objetivo del conocimiento es permitir que se muestren como son a través del discurso.

 Verdad como consenso

Hay teorías que conciben la verdad como consenso y la sitúan en el plano de las relaciones entre sujetos. Así, según Durkheim, la oposición entre verdadero y falso se reduce a un problema de acuerdo y desacuerdo social.

Habermas considera que una buena definición de la verdad no debe olvidar los aspectos intersubjetivos, propios de la vida en comunidad. Se trata de buscar el consenso en el discurso, pero en una situación ideal en la que todos los participantes hablen en igualdad de condiciones y se puedan escuchar todas las opiniones relevantes.

La verdad es el producto intersubjetivo de una comunidad de individuos en relación activa a través de un discurso común.

 Verdad pragmática

La concepción pragmática de la verdad afirma que es verdadero aquello que se muestra eficaz en la práctica.

Según Charles S. Peirce, una sentencia es verdadera cuando los que utilizan el método científico persisten en la afirmación de su verdad. Sólo el método científico alcanza y sustenta indefinidamente un consenso de opiniones. Los demás métodos sólo llegan a acuerdos temporales. La verdad científica es la que mayores éxitos prácticos ha alcanzado y, por tanto, la más fiable.

En último extremo, algunos autores como John Dewey han afirmado que el éxito o la utilidad son los únicos criterios fiables de verdad.

 Verdad como perspectiva: la hermenéutica

La hermenéutica, con el precedente de Nietzsche, tiene en cuenta las condiciones desde las que el sujeto busca y enuncia la verdad. Según Ortega y Gasset, la verdad sólo se podría obtener con la suma de todas las perspectivas particulares de ver el mundo.

Gadamer subraya que la verdad no es monopolio exclusivo de las ciencias naturales, que pretenden distanciarse de cualquier prejuicio para alcanzar la objetividad. De hecho, toma la experiencia de la verdad en el ámbito del arte como modelo de referencia para las demás disciplinas.

En toda comprensión y en toda experiencia de la verdad (también la científica) la persona está condicionada por una serie de prejuicios que posibilitan la comprensión y el acercamiento a la verdad.

La verdad tiene un carácter existencial. Aparece en el diálogo y es fruto de un acuerdo, de la "fusión de horizontes" de los sujetos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario