El estudio de los rasgos de la realidad y del ser se llama metafísica. Éste es un nombre de curioso origen. En el siglo I a.C., los discípulos de Aristóteles ordenaron sus obras, y situaron los libros que trataban del ser y la realidad tras los dedicados al estudio de la naturaleza (physis): los llamaron "los libros que están más allá de los libros de la física".
1. La metafísica como filosofía primera
Aristóteles advirtió que "más allá" de los problemas que planteaba el estudio de los fenómenos naturales era necesario analizar los aspectos comunes de todo lo real. Este análisis era el objeto de la filosofía primera, que fue el primer nombre de lo que hoy llamamos metafísica.
El objeto de la filosofía primera era el estudio de los principios fundamentales de la realidad y de todo cuanto existe.
Como afirma Aristóteles, la filosofía primera analiza los rasgos de "ser en cuanto ser", del ser de "lo que es", también llamado "lo ente", y quería identificar sus primeros principios y sus causas. Para ello, debía tener en cuenta las realidades concretas, pero no se quedaba en ellas: analizaba las cuestiones más generales que permiten explicar por qué una cosa es lo que es y cuáles son los principios que la constituyen.
También se conoce esta rama más general de la filosofía con el término ontología, que significa "ciencia del ser". Para Aristóteles, era la forma suprema de filosofía. Por eso, la llamó filosofía primera.
2. La metafísica clásica
Durante muchos siglos, la metafísica se identificó con la filosofía y con la ciencia. Las demás ramas de la filosofía se derivaban de ella.
La metafísica clásica, caracterizada por un elevado nivel de abstracción, pretendía describir el denominador común de la realidad. Para ello, debía desarrollar la máxima generalidad, pues los rasgos de lo real estaban "más allá" y "trascendían" los aspectos concretos de los seres particulares. Era un saber de tipo trascendental.
Empleaba conceptos complejos, como esencia y existencia, sustancia y accidentes, atributos y propiedades, objetos reales y objetos ideales, necesidad y posibilidad, etc. Asimismo, creó categorías que servían para distinguir formas diferentes de realidad y clasificar las entidades en grupos.
El discurso metafísico es un discurso argumentativo: es un saber racional, con argumentos que deben estar fundamentados. Está presidido por ciertos principios o exigencias. Dos de ellos, ambos principios lógicos que orientan el discurso metafísico, tenían especial importancia:
1) El principio de no contradicción, que afirma que es imposible que, al mismo tiempo, un ser determinado tenga una propiedad y no la tenga.
2) El principio del tercero excluido, que afirma que cuando un objeto posee una propiedad determinada, posee esa y no otra.
Pero el avance de la ciencia experimental y las aportaciones de la física de Newton limitaron las pretensiones explicativas de la metafísica, cuyos problemas aparecían como cuestiones sin sentido. Kant intentó dar respuesta a las ambiciones de la metafísica clásica.
3. La actitud metafísica y sus rasgos
Hay una serie de rasgos generales que caracterizan lo que puede denominarse la actitud metafísica. Indicaremos cuatro especialmente importantes:
Es siempre un saber de principios: Pretende analizar los primeros principios de la realidad, aquellos de los que se derivan todos los demás y que permiten comprender lo que queremos decir cuando pensamos que algo "es".
Posee un carácter radical: Analiza la "raíz" de la realidad y trata de encontrar lo que constituye el ser de las cosas concretas. Obviamente, esto le permite ejercer una crítica de tipo radical, que no se detiene nunca.
Tiene una pretensión de totalidad: Desde esta perspectiva, pretende superar las diferencias de las cosas particulares. No se contenta con soluciones parciales ni con una especialización limitada. Quiere analizar el conjunto de la realidad para encontrar su sentido. Muchas de las grandes concepciones metafísicas desembocan en una imagen del mundo determinada, que explica lo que se considera real.
Considera la realidad humana una referencia fundamental: Todos los problemas que analiza tienen como referencia el universo del ser humano. Y es que, al intentar comprender la realidad, el ser humano pretende comprenderse a sí mismo; es decir, pretende hallar el sentido de su realidad y de su existencia.
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