Uno de los temas clásicos de la metafísica es el problema de la religión y de la existencia de un ser supremo, así como el análisis de las relaciones entre Dios y el mundo. Estos problemas tienen su origen en la consideración de la finitud humana y de la contingencia del mundo.
1. La religión
Todas las culturas han desarrollado diferentes formas de religión como respuesta a los problemas últimos de la realidad y de la existencia. La metafísica pretende realizar un análisis racional de la religión.
Mediante la religión, el ser humano y las sociedades se "unen" (religare significa "unir") a realidades trascendentes que explican la contingencia de la existencia y de la realidad. Así, la religión posee dos funciones:
1) Establece la comunicación del ser humano con un ámbito que le trasciende y explica los misterios de su existencia.
2) Tiene un componente social: une a quienes comparten las mismas creencias religiosas e influye en las formas de organización social.
2. Lo sagrado y el hecho religioso
En el núcleo de toda religión se encuentra el fenómeno del hecho religioso, entre cuyos rasgos comunes cabe señalar los siguientes, como apuntan Rudolf Otto y Mircea Eliade:
1) El reconocimiento de un ámbito que trasciende la vida humana y la existencia física contingente.
2) Este ámbito trascendente es sagrado: está separado de lo contingente, de lo profano, pero influye sobre ello.
3) Lo sagrado tiene dos rasgos fundamentales: a) Inspira miedo por su poder, y ante ello sólo se puede mantener una actitud de sumisión y de piedad; b) Es un misterio fascinante que inspira admiración.
4) Lo sagrado se expresa en símbolos y en manifestaciones misteriosas. En muchas ocasiones, la interpretación de los símbolos queda en manos de una casta o grupo social determinado, que tiene privilegios sociales y es objeto de temeroso reconocimiento por la sociedad.
La religión es un hecho cultural siempre presente en la historia. Tras ella se encuentra el problema del sentido de realidades que nos superan, como es la muerte, la posible realidad del "más allá" o la trascendencia.
Para algunos filósofos, la religión es un hecho de importancia indiscutible. Así pensaron Tomás de Aquino o Kierkegaard, entre otros. Para otros, aun cuando no hay un fundamento racional para admitir la religión, ésta fundamenta una acción correcta, como decía Kant.
Sin embargo, la religión ha sido también objeto de críticas negativas. Así, para Marx es una forma de adormecimiento ante la injusticia social. Nietzsche pensaba que surgía del resentimiento y era propia de quienes no aceptan la vida. Freud afirmaba que sólo es una ilusión.
3. Ateísmo y agnosticismo
El ateísmo afirma que Dios no existe y que, por tanto, no tiene sentido mantener una discusión sobre Dios y los problemas religiosos.
El agnosticismo sostiene que sólo se puede conocer aquello que se encuentra dentro de los límites de la razón y es acorde con los resultados del conocimiento científico: por ello, entiende que no es posible mantener un juicio fundamentado acerca de los problemas religiosos y de la existencia de Dios.
4. Dios y el mundo
Podemos distinguir tres conjuntos de problemas metafísicos que se ocupan racionalmente del problema de Dios:
1) El concepto de Dios: Dios es considerado un ser autosuficiente que existe eternamente por sí mismo. Es el ser supremo y representa la máxima perfección. En cierto modo, es el contrapunto a la finitud y a la contingencia.
2) La prueba de la existencia de Dios: La metafísica analiza la posibilidad de una prueba racional de la existencia de Dios. Tres han sido los tipos de argumentos utilizado para probar la existencia de Dios mediante el mero empleo de la razón humana:
a) El argumento ontológico: Puesto que Dios es el ser perfecto, no puede no existir, pues sería una imperfección.
b) El argumento cosmológico: Es necesario que exista una causa última del cosmos o universo.
c) El argumento de la finalidad: El orden del mundo exige admitir la existencia de un ser ordenador supremo, que es Dios.
3) Las relaciones entre Dios y el mundo: Dos son las posturas fundamentales que la metafísica clásica admite ante estas relaciones:
a) La creación: Reconoce a Dios como creador de un mundo que tiene leyes propias. Pero una vez creado, el universo sigue sus propias leyes, sin que Dios intervenga en él.
b) La providencia: Mantiene que, tras la creación, Dios ejerce una labor providente sobre el mundo.
En ambas posturas se reconoce el papel creador de Dios y su existencia como ser trascendente al mundo.
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