1) Las ciencias del espíritu estudian aquello que es producto de la actividad humana, y su método ha de ser comprensivo.
2) Frente a ellas, se encuentran las ciencias de la naturaleza que se preocupan por elaborar leyes sobre los hechos externos al sujeto que conoce. Por tanto, estas últimas explican.
A su vez, Wilhelm Windelband (1848-1915) indica que el criterio de demarcación no debe ser el contenido, sino la metodología. Señala que existen dos tipos de ciencias:
1) Ideográficas: Estudian lo particular, los hechos individuales, que han de ser comprendidos en su propia singularidad.
2) Nomotéticas: Se ocupan de lo general; son ciencias que intentan elaborar leyes de carácter universal.
Heinrich Rickert (1836-1936) establece claramente la distinción, que tanta influencia habría de tener, entre:
1) Ciencias de la cultura: Tienen como objeto la cultura y sus productos; esto es, los hechos humanos cargados de valores.
2) Ciencias naturales: Intentan captar lo universal y no conllevan ninguna carga axiológica.
La utilización de las distinción entre naturaleza y cultura como criterio de demarcación entre ciencias humanas y ciencias naturales, que tantos éxitos cosechó en la primera mitad del siglo XX, comenzó a ser puesta en entredicho por algunos filósofos de la ciencia.
De este modo, se abre una corriente de pensadores que destacan la imposibilidad de olvidar el contexto histórico-social desde el que se lleva a cabo la investigación científica y que la carga de valores, ya que al fin y al cabo, las ciencias naturales son también un producto cultural. De hecho, el contexto histórico social carga de valores a la investigación científica.