martes, 21 de mayo de 2024

Aprender a comparar

Comparar es una forma de conocer. Cuando comparamos, tratamos de crear una nueva relación entre términos que no pertenecen al mismo sistema de relaciones. Por ejemplo, tomando una metáfora platónica, si decimos "El conocimiento es una línea ascendente", estamos poniendo en relación dos conceptos, el de conocimiento y un elemento geométrico (una línea), que pertenecen a ámbitos distintos.
Comparar nos obliga a atender, a un tiempo, a la realidad y a la representación que nos hacemos de ella mediante el lenguaje. Supone jugar con el lenguaje para explorar posibilidades de conocer y de entender la realidad de otro modo. Comparar es crear relaciones nuevas, nunca antes pensadas. En cierta medida, es crear mundos nuevos.
La filosofía necesita crear esas nuevas relaciones, afrontar los problemas con perspectivas nuevas. Saber comparar es necesario para hacer filosofía. En los orígenes de la filosofía, Platón utilizó con frecuencia la comparación. Un filósofo del siglo XX, Henri Bergson, señaló que la metáfora y la comparación son las mejores maneras que tiene la inteligencia humana para aproximarse al conocimiento de la realidad (fundamentalmente el mundo espiritual). Y es que mediante la comparación se crea un mundo paralelo que nos ayuda a entender mejor el real. Asimismo, para Ortega y Gasset, la comparación es un "instrumento mental imprescindible" que nos permite acceder a lo que no podemos conceptualizar.
En toda comparación siempre hay dos términos: el término principal y el subordinado. Si decimos "La ignorancia es una enfermedad", mediante esta comparación atribuimos a la falta de conocimiento las características de las enfermedades. La comparación no establece relaciones entre seres o cosas, sino que atribuye a una cosa las características de otra. La ignorancia y la enfermedad pueden no tener relación alguna, pero ello no nos impide crear un nuevo campo de significaciones. Esta distinción es muy importante, porque gracias a ella podemos acercarnos a la realidad de un modo nuevo. Por ello, para la filosofía es fundamental jugar con las comparaciones, experimentar aproximaciones nuevas en el conocimiento de las cosas.
Cada cultura y cada sociedad tienen sus propias metáforas, también cada época histórica maneja comparaciones distintas. Estas relaciones entre términos ayudan a configurar el universo simbólico en el que nos movemos. Si entendemos las comparaciones de una época o de una cultura la comprenderemos mejor. Por eso es tan importante llevar a cabo este ejercicio de analizar y crear relaciones entre elementos.
Al comparar, hay aspectos de la realidad que se ponen en primer plano frente a otros que quedan relegados. En el ejemplo del conocimiento y la línea, podemos atribuir al conocimiento muchas de las características de este elemento de la geometría (que es un proceso con una dirección, que se puede dividir en etapas), pero no podemos concebir el conocimiento como algo inmediato o que procede de forma divergente, en varias líneas. Por ello, es importante conocer los límites que toda comparación tiene.
Sugerencias para "aprender a comparar"
A continuación, vamos a proponer algunas pautas para aprender a comparar. En realidad, tienen una amplia experiencia, lo practicas cada día. Se trata tan solo de hacerlo de un modo más reflexivo:
Busca una comparación sobre la que trabajar y atiende a las dos realidades que se comparan (por ejemplo, "El amor es ciego").
Analiza qué tipo de similitudes se establecen en la comparación entre ambos elementos. Por ejemplo, se puede amar sin conocer realmente a la persona amada.
Busca rasgos significativos de ambas realidades que no hayan sido considerados, y ensaya nuevas relaciones con propiedades positivas o negativas. Por ejemplo, en el amor se elige a alguien parecido, etc.
Rompe las relaciones simbólicas dadas, creando ejemplos en los que se cumple la metáfora. Por ejemplo, "El amor entra por los ojos".
Con el resultado de estos ensayos, haz una lista de aspectos con los que se puede jugar. Busca la forma de organizarlos. Por ejemplo, el amor se parece a ir caminando juntos o es un callejón sin salida.
Crea una comparación distinta, a partir de esos criterios de organización que han ensayado. Por ejemplo, "El amor es un viaje".
No olvides señalar los límites que toda comparación tiene, incluso la que tú has creado.

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