El interrogante acerca de qué es el ser humano se ha intentado resolver desde perspectivas muy dispares a lo largo de la historia del conocimiento humano: en el origen, desde mitos y religiones; en la actualidad, desde las ciencias y la filosofía.
Los primeros modelos explicativos del origen de las especies, y el particular del hombre, fueron creacionistas y fijistas:
1) El creacionismo: los creacionistas sostienen la intervención divina como forma de justificar la existencia del mundo y de las distintas especies animales. Dios crea el mundo y los seres vivos, y sitúa a los seres humanos en un plano distinto y superior al del resto de seres vivos. Los textos religiosos, desde los Vedas hasta la Biblia o el Corán, relatan, con argumentaciones distintas, este origen del mundo.
2) El fijismo: de acuerdo con esta interpretación, las especies surgen a partir de un acto de creación en un momento determinado y con una forma idéntica a como se conocen en la actualidad. Según el fijismo, no cabe la posibilidad de la aparición o desaparición de especies ni de ninguna modificación de sus características.
El fijismo aparece unido al creacionismo, aunque no se identifica con él. Aristóteles fue fijista e influyó poderosamente en el principal representante de esta posición, Linneo. Éste, en su obra Sistema natural (1735), lleva a cabo una clasificación de todos los seres vivos conocidos, partiendo de la idea de su inmutabilidad.
La obra de Linneo contribuyó, sin pretenderlo, a la consolidación de la idea de evolución, porque su clasificación ponía de manifiesto relaciones de mayor o menor semejanza entre organismos de acuerdo con su mayor o menor proximidad en su sistema clasificatorio.
Los primeros modelos explicativos del origen de las especies, y el particular del hombre, fueron creacionistas y fijistas:
1) El creacionismo: los creacionistas sostienen la intervención divina como forma de justificar la existencia del mundo y de las distintas especies animales. Dios crea el mundo y los seres vivos, y sitúa a los seres humanos en un plano distinto y superior al del resto de seres vivos. Los textos religiosos, desde los Vedas hasta la Biblia o el Corán, relatan, con argumentaciones distintas, este origen del mundo.
2) El fijismo: de acuerdo con esta interpretación, las especies surgen a partir de un acto de creación en un momento determinado y con una forma idéntica a como se conocen en la actualidad. Según el fijismo, no cabe la posibilidad de la aparición o desaparición de especies ni de ninguna modificación de sus características.
El fijismo aparece unido al creacionismo, aunque no se identifica con él. Aristóteles fue fijista e influyó poderosamente en el principal representante de esta posición, Linneo. Éste, en su obra Sistema natural (1735), lleva a cabo una clasificación de todos los seres vivos conocidos, partiendo de la idea de su inmutabilidad.
La obra de Linneo contribuyó, sin pretenderlo, a la consolidación de la idea de evolución, porque su clasificación ponía de manifiesto relaciones de mayor o menor semejanza entre organismos de acuerdo con su mayor o menor proximidad en su sistema clasificatorio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario