martes, 6 de diciembre de 2022

Aprender a preguntar

Una de las características que distinguen al ser humano del resto de animales es la capacidad de elaborar preguntas. La curiosidad y la búsqueda de significado fueron motores del proceso de hominización. En el origen de nuestra especie se encuentra aquel antropoide que fue capaz de preguntarse <<¿dónde estoy?, ¿qué puedo o qué debo hacer?>>.

La filosofía es una actividad abierta que establece preguntas y busca respuestas. La interrogación filosófica surge a partir del asombro que los seres humanos han sentido ante las cosas. Solo los que son capaces de admirar saben que preguntas es la manera de romper con lo cotidiano, de ir más allá, buscando la esencia de las cosas, su sentido último.

Todos los días nos hacemos numerosas preguntas, a nosotros mismos y a los demás. No obstante, hay muchos tipos de preguntas. No todas tienen el mismo nivel ni son de la misma índole. Hay algunas preguntas cotidianas, como <<¿qué hora es?>>. Sin embargo, a veces después de este pregunta puede surgir otra del estilo <<¿qué es el tiempo?>>. Esta última tiene otro nivel, va más allá de la experiencia inmediata y persigue una respuesta más compleja y trascendente. Es una pregunta radicalmente distinta. Es una pregunta típicamente filosófica.

Las preguntas filosóficas suponen un cuestionamiento continuo, un dudar de aquello que se admite sin reflexión, y buscar descubrir el porqué y el cómo de todas las cosas. Saber construir preguntas es, pues, el primer paso para hacer filosofía.

Sugerencias para aprender a preguntar

Teniendo en cuenta que hemos considerado la capacidad de construir preguntas uno de los rasgos específicos de los seres humanos y que la filosofía es un modo radical de preguntar, te vamos a proponer algunas pautas que hay que tener en cuenta para elaborar una pregunta filosófica:

1) Es preciso partir de una situación, un problema o una afirmación determinados.

2) Intentar determinar qué tipo de información queremos extraer de la pregunta. Concretar adónde pretendemos que nos lleve para establecer cómo ha de ser la pregunta.

3) Recordar que toda pregunta filosófica trata de ir más allá. Es una cuestión que interroga sobre el origen de las cosas.

4) Utilizar los términos con precisión, de tal modo que hagan de la pregunta un instrumento de investigación.

5) Desmenuzar el problema en tantas partes como sea posible, elaborando una cuestión para cada una de ellas.

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