lunes, 1 de abril de 2024

Conocimiento y lenguaje

1. La forma del conocimiento: el lenguaje

El lenguaje suele definirse como un sistema de signos que expresa ideas. Para Saussure, los signos lingüísticos se componen de un significante y un significado. El significado es el concepto o la representación mental de ese signo. El significante es su expresión (acústica o gráfica), y representa convencionalmente las cosas.

El lenguaje ha sido considerado clásicamente el vehículo del conocimiento, la forma en la que éste se presenta. Ahora bien, uno de los problemas más importantes que se derivan de este planteamiento consiste en establecer si el conocimiento ha de tener siempre una forma lingüística o, por el contrario, si es posible el conocimiento sin lenguaje. Para solucionarlo, es preciso determinar previamente qué es el lenguaje y si es posible alguna forma de conocimiento no lingüística.

Lenguaje animal y lenguaje humano

A medida que se van desarrollando disciplinas como la etología, la sociobiología o la semiología animal, parece que la estrecha línea que separa el lenguaje animal y el lenguaje humano se va acortando:

1) Tradicionalmente, se señalaba que la diferencia fundamental entre el lenguaje animal y el humano consistía en que el lenguaje animal era innato, y el humano, aprendido. Pero lo cierto es que hay muchos animales que tienen la capacidad de aprender códigos nuevos (por ejemplo, chimpancés entrenados son capaces de manejar el lenguaje de los sordomudos). Y, por otro lado, no hay que olvidar que la capacidad de aprender un lenguaje es innata también en los seres humanos, aunque requiera del medio para desarrollarse.

2) Otro de los rasgos distintivos que se suele atribuir al lenguaje animal es su carácter mímico. Los animales se comunican con gestos, gritos, intercambios de sustancias, etc., pero los elementos de comunicación son siempre idénticos, estereotipados.

Los sistemas de comunicación no humanos se agrupan en tres diseños:

a) Un repertorio finito de llamadas: una para avisar de la presencia de depredadores, otra de cortejo, etc.

b) Una señal analógica: por ejemplo, cuanto más agitado sea el movimiento de la abeja, mayor será la cantidad de alimento a la que se refiere la danza.

c) Una serie de variaciones al azar sobre un tema: algunas especies de aves cantoras, como el mirlo común, puede introducir cantos nuevos por aprendizaje a partir de sonidos del ambiente para atraer a las hembras en el cortejo.

A diferencia del lenguaje animal, el lenguaje humano es un sistema articulado, con doble articulación. Todas las lenguas humanas está formadas por un número constante de elementos simples, no significativos, pero tienen la peculiaridad de ser susceptibles de combinarse indefinidamente formando grupos significativos.

Esta peculiaridad tiene que ver con la recursividad heurística; esto es, cualquier persona puede producir una combinación nueva de forma absolutamente creativa.

3) Por último, los lingüistas modernos suelen considerar que el lenguaje simbólico humano es absolutamente irreductible a otros medios de comunicación animal (química, auditiva, visual o táctil). En tanto que estos últimos siempre son concretos y situacionales, el lenguaje humano es abstracto y simbólico. Puede utilizar conceptos sobre objetos que no están presentes. Asimismo, esta característica nos remite a la capacidad metalingüística (la capacidad del lenguaje de hablar de sí mismo), exclusiva de los lenguajes humanos.

Características del lenguaje humano

El cerebro humano está especializado. El lenguaje está localizado en el hemisferio izquierdo del cerebro, y en esta parte hay dos áreas diferenciadas: el área de Broca, encargada de producir el lenguaje, y el área de Wernicke, encargada de comprenderlo. Ahora bien, las nuevas tecnologías de exploración del cerebro han puesto de manifiesto la existencia de otra serie de áreas sensoriales, motoras y de asociación, sin una localización concreta, que participan en la compleja tarea del lenguaje.

Las actividades complejas necesitan de la interrelación de los dos hemisferios en los que está dividido el cerebro. Así, por ejemplo, cuando se lee un cuento, el hemisferio izquierdo entiende el significado de las palabras, pero es el hemisferio derecho el que capta el contenido emotivo y las imágenes utilizadas.

Cuando hablamos del lenguaje humano, estamos refiriéndonos a una serie de capacidades adquiridas a lo largo del proceso evolutivo:

1) La capacidad de emitir sonidos con un contenido simbólico, esto es, palabras con un significado (semántica). El conjunto de palabras del que dispone una lengua es el vocabulario o léxico.

2) La capacidad de combinar, de acuerdo con unas reglas (sintaxis), las palabras construyendo frases con distinto significado.

Estas capacidades hacen referencia a la función expresiva (o emotiva), representativa (o referencial) y apelativa (o conativa) de todo lenguaje. Aunque, según Jakobson, el lenguaje tendría, además, otras funciones, no menos interesantes: una función poética o literaria y una función metalingüística.

3) El lenguaje sirve para poner orden en el mundo, clasificarlo y, en última instancia, entenderlo. Pero su objetivo fundamental es la comunicación, transmitir el conocimiento a otro sujeto. De ahí que otra de las capacidades básicas que presupone el lenguaje es entender lo que dicen las palabras, descifrar el mensaje descubriendo su significado.

Funciones del lenguaje

El lenguaje cumple su función expresiva cuando transmite las emociones o sentimientos del emisor (por ejemplo, una carta personal). En su función representativa, el lenguaje transmite información de forma objetiva (textos científicos). La función apelativa se da cuando el emisor intenta influir sobre el receptor (publicidad). Con la función poética, el lenguaje se sitúa en un plano estético, buscando la belleza (como ocurre en una novela o en un poema). La función metalingüística muestra la reflexividad del lenguaje, su capacidad de hablar de sí mismo (como, por ejemplo, en un libro de gramática).

2. Las relaciones entre el conocimiento y el lenguaje

La cuestión de si el conocimiento solo puede tener forma lingüística esconde la problemática relación que existe entre pensamiento y lenguaje. Si se puede pensar sin manejar una lengua determinada, entonces es posible que haya pensamiento antes que lenguaje, y que los animales utilicen alguna forma de conocimiento no verbal.

A estas cuestiones se han dado muchas respuestas, que van desde la identidad absoluta entre pensamiento y lenguaje hasta la incompatibilidad total.

Para Schopenhauer, los pensamientos se disuelven en el instante en el que intentamos pasarlos a palabras.

Las investigaciones más recientes en busca de pensamiento animal muestran que se puede llegar a pensar sin lenguaje, en tanto que estos manejan mapas cognitivos, son capaces de hacer planes y de tener intencionalidad en sus conductas.

Los estudios de trastornos del lenguajes en seres humanos, a su vez, indican que aunque se pierdan capacidades lingüísticas, se puede dar alguna forma de pensamiento. Sin embargo, a medida que los procesos cognitivos se hacen más complejos y abstractos, el lenguaje aparece como el instrumento necesario sin el cual no se podrían pensar ciertas realidades.

El pensamiento es anterior al lenguaje

El primero en mantener esta hipótesis fue Aristóteles cuando establece que el pensamiento es una actividad independiente y previa al lenguaje, mientras que el lenguaje es un signo convencional para referirse a los objetos.

En el siglo XX, el principal defensor de esta tesis es el psicólogo evolutivo Jean Piaget. Éste plantea, como resultado de su estudio sobre las etapas de maduración infantil, que primero se adquieren una serie de habilidades mentales (razonamiento lógico, abstracción, etc.) y después se reflejan en el lenguaje. Habría, por lo tanto, formas de pensamiento no lingüísticas que precederían a la adquisición del lenguaje.

Para Piaget, el proceso de maduración origina el lenguaje. Hasta los siete años, los niños y las niñas tendrían un lenguaje egocéntrico, lo que supone que son poco sensibles a la función comunicativa del lenguaje, que prescinden de su interlocutor y que hablan más de sí mismos. Este lenguaje infantil irá evolucionando hacia un lenguaje socializado.

El lenguaje es anterior al pensamiento

El pensamiento no sería más que el reflejo del lenguaje. A lo largo del proceso de aprendizaje, socialmente determinado, el individuo va adquiriendo ciertas habilidades lingüísticas. Éstas le ayudan a entender el mundo de una forma determinada, que, posteriormente, quedará recogida en el pensamiento. Por lo tanto, no existe un mundo que se perciba objetivamente, de un modo puro. Todo lo que se le aparece a un hablante, si es comprensible, lo es a través de las categorías de su lenguaje, mediante las cuales clasifica y asimila la experiencia.

Esta posición se conoce como la tesis de Sapir-Whorf, que son los autores que la formulan más explícitamente. Sapir advirtió que los hablantes de diversas lenguas tienden a prestar atención a aspectos distintos de la realidad.

Las consecuencias de esta tesis son varias, aunque la más sobresaliente es que aboca a un relativismo lingüístico, según el cual cada lengua tendría una forma peculiar e intraducible de entender el mundo.

Esta postura plantea el problema de explicar por qué se entienden personas que hablan lenguas distintas (que pensarían también de distinta forma). No se puede comprender la cosmovisión de una sociedad si no se domina su forma de hablar y, en última instancia, de pensar.

Las complejas relaciones entre pensamiento y lenguaje

Hoy el camino parece más complejo, y se habla de una relación dialéctica entre el lenguaje y el pensamiento. Ambos interaccionan y se influyen mutuamente, aunque suele considerarse que el lenguaje ejerce una labor activa y constituyente del pensamiento.

La discusión clásica entre empirismo y racionalismo resurge con fuerza en el debate de la relación entre lenguaje y pensamiento:

1) Desde una perspectiva empirista, destacan las teorías que consideran decisivos los factores externos provenientes del entorno y del medio social.

Desde esta posición, hay pensamiento en el momento en el que hay lenguaje. Para Skinner, el pensamiento no es más que lenguaje subvocal, que se adquiere en un contexto social determinado, producto de un proceso de refuerzo selectivo, de manera que aprender un lenguaje significa interiorizar las conductas lingüísticas del entorno.

2) En una línea racionalista encontramos la interpretación de Noam Chomsky y otros lingüistas. En esta teoría, se admite la existencia de universales lingüísticos innatos y unas estructuras básicas con las que nacen todos los futuros hablantes.

Chomsky afirma que la adquisición de la lengua es, en gran parte, asunto de maduración de una capacidad lingüística innata, que se diferencia y alcanza una realización específica a través de la experiencia. Todo hablante nace con una gramática interiorizada, con unos principios de organización y regulación subyacentes y comunes a todas las lenguas, que lo habilitan para hacer un uso creativo del lenguaje.

A partir de las ideas de Chomsky y del desarrollo de las ciencias cognitivas, adquirió importancia el concepto de representación mental, y se trató de determinar cómo se relacionan entre sí las representaciones mentales y cómo lo hacen con los objetos que representan.

3. La importancia del lenguaje en la filosofía actual

Una de las características de la filosofía del siglo XX es lo que se ha denominado su giro lingüístico. En la actualidad, hay una fuerte corriente filosófica que se esfuerza en abordar los problemas de la filosofía a partir del análisis de cómo se expresan en el lenguaje natural. Desde esta perspectiva, se da una reformulación de los temas clásicos. De esta manera, la pregunta "¿qué es el conocimiento?" se transforma en "¿qué queremos decir cuando afirmamos que conocemos algo?".

1) La preocupación central de la filosofía del lenguaje es establecer las conexiones del lenguaje con la realidad. A finales del siglo XIX y principios del XX, positivistas y atomistas lógicos planteaban que el origen de muchos problemas filosóficos se encuentra en las deficiencias e imprecisiones del lenguaje, del instrumento natural de expresión. Todos ellos parten de la idea de que el objetivo primario del lenguaje es representar y comunicar información sobre la realidad.

Frege, Russell, el "primer" Wittgenstein y Carnap abordan los problemas planteados por los lenguajes naturales utilizando la lógica formal.

2) Por otro lado, hay una línea más pragmática que tiene su origen en el segunda época de las obras de Wittgenstein y que intenta aplicar la actitud crítica de la filosofía al lenguaje cotidiano, esto es, al uso que se hace de las palabras y cómo el lenguaje esconde o pone en evidencia las intenciones, deseos o creencias del hablante.

Austin, Grice o Searle prestan una atención especial al componente de acción que el lenguaje supone.

No hay comentarios:

Publicar un comentario